El amor con conservantes.Congelación (2)
Escrito el 17 diciembre, 2016
Por: Sexnambula
El amor y la congelación
Los conservantes y la congelación
Puede que ese aroma intenso vuelva tras la descongelación. Podrías hacerte con una buena colección de tuppers y un frigorífico potente. Puedes intentar repetir el proceso una y otra vez. Abrirás tu cajita de “ganas postergadas” para aquel momento en que la vida te de un ratico. Cuando el mundo esté en silencio. En el momento que tu cerebro haya sido desconectado de lo importante para poder advertir, menos mal, que algo queda. Hay una pequeña corriente. Va de tu pene a tu cabeza. Recuerda que, el deseo aplazado suele explotar con más fuerza. Sin olvidar que la congelación es capaz de mantener el alimento en situación comestible por más tiempo pero, no eternamente. Llegará un día en el cual, ese cachito de carne rica sea masa cristalizada para tirar.
Todos los días gallina, amarga la cocina.
Mira que hacíamos todos los días prácticamente lo mismo. Lo mejor de todo es que sin pensar te salia rico. Ahora, hay que echarle mucha azúcar para que conserve el dulzor. Muchas veces se te va la mano. De insistir, de intentar meter la masa en horno caliente el bizcocho está recocido. La cosa no sube. Parece pesar tanto que no hay levadura que empuje estructura tan pesada. Las partículas edulcoradas pesan demasiado incluso para alzarlas con deseo. Los resultados pueden ser terribles. Ni voy a intentar meterme semejante mole en la boca. ¡ Qué pereza!.
Amor refrigerado.
Otras teorías de la conservación de la pasión abogan por convertir en especiales los momentos hasta entonces habituales. La fría planificación como conservante.
Así, abres el congelador y en una tupper con buen cierre aíslas tus momentos de placer. Tal vez, en ese micro clima, el sabor se conserve hasta la semana siguiente o el sábado en el cual decidas sacar, la fiera a pasear. A ver si logras despertarla otra vez.