Burusera. Bragas sucias. Dinero fresco.
Escrito el 29 abril, 2016
Por: Sexnambula
El negocio de las bragas de segunda mano.
Bragas . Ahora, con todas las apps que nos rodean, nos hemos acostumbrado a que la compraventa de utensilios hogareños y ropa de segunda mano sea algo de lo más habitual.
Un día te da el siroco y te entran ganas de vaciar el armario, le sacas una foto, lo subes con el móvil y cruzas los dedos para que alguien quiera comprar una prenda que, seguramente es menos exclusiva que la serie de sellos de 0,01 del rey. Pero como nunca se sabe y somos de naturaleza positiva, cabe la posibilidad de encontrar un potencial comprador que viva en un pueblo recóndito, sin centro comercial a la vista ( raroooo), y le encante esa camiseta,que tu has visto miles de veces aunque te la hayas puesto tres.
En Japón, parte de la juventud, avispada, sin prejuicios y puesta en nuevas tecnologías hace tiempo que encontraron la forma de personalizar su mercancía para tener siempre un mercado. Vender prendas interiores, usadas. Recién usadas quiero decir. La braga ( o el sujetador, o el pantaloncito de correr)y cuanto más barata mejor porque así se saca más margen de beneficio.
Aquí no cuenta lo vintage que suele ser mejor cuanto mas de Dior claro. Aquí lo que se cotiza es el contenido. Cuanto más reciente, mas cara y cuantos más variados los flujos, mas cotizada la prenda.
Por si te parece poco la cochineria, durante un tiempo se extendieron ( relativamente) las tiendas especializadas de burusera. En los estantes, la prenda se colocaba en bolsitas transparentes, y si se acompañaba por foto de la propietaria vistiéndola, todavía molaba más y subía el precio.
El trafico.
Acompañando al floreciente negocio de la braga de adolescente, nació otro no menos potente y bizarrete: el “tráfico” de uniformes escolares. Además, hay que ser snob en sus rarezas, dependiendo del colegio al que perteneciera la ropa, se vende más o menos cara. Si proviene de colegios más elitistas, el conjunto está mas cotizado, que en todo, todo, todo, hay clases, hasta en las parafilias.
¿ Y por qué ciertas adolescentes se prestan a este mercadeo lubrico y cochinote donde los haya? Pues porque es una forma mucho más rápida para conseguir pasta que por ejemplo, trabajar.
En un país como Japón, donde los más jóvenes están bombardeados continuamente por una oferta inacabable de carisimos caprichos estéticos y tecnológicos. No todo el mundo quiere o puede pedirle dinero a los papis.
A pesar que en 2004 las autoridades intentaron bloquear el negocio de la burusera, ya que Tokio promulgó una ordenanza municipal que prohibía la venta de ropa de interior usada. Así como el trafico de orina, heces o flujo vaginal y esperma. ( sí, flipa, esto existe), la norma se refería a menores de edad. Diciendo que la mercancía pertenece a un mayor de edad todo solucionado.
Esto también ha provocado un desplazamiento del negocio desde la tienda física de burusera a su modalidad on-line. Por ello, ya sin intermediarios, muchas chicas ( también chicos), quedan directamente con su cliente, se quitan las bragas o lo que corresponda en pleno intercambio comercial, y así ,le dan un plus de verosimilitud , aumentando el valor del “ trocito de tela mojado” .
Si te puedes sacar hasta 10.000 yenes por la tontería, ¿para qué vas a ir a trabajar a un Mc Donalds? ¡ Qué poco glamour!