De sitios chulos, castings cutres y zafios castigadores.
Escrito el 29 septiembre, 2016
Por: Sexnambula
La forma más cutre de entrarle a una mujer
Yo llevaba más de media hora haciendo cola en uno de esos locales a los que se supone hay que ir al menos una vez.
Pagas la novatada. La de la espera, la del precio, la de sentir la mirada de esos seguratas rollo “Men in black”, cara “Mentes peligrosas” ( por no decir breves), o la otra mirada, la de aquellos que pasan por delante de ti en la fila, aquellos cuyos nombres están escritos en una lista.
Sentir decía, que no vas suficientemente entaconada, sexy, escotada, que no dejaste la suficiente pasta en una peluquería lo suficientemente cara. Sí, a ese tipo de novatada me refiero.
Una y no más Santo Tomás, pero una al menos. Ahora, ahora ya sé yo lo que se siente cuando, en las películas los protagonistas se van acercando al tipo del pinganillo; ese que está apoyado en el atril, el que te busca en la lista de invitados. Eso siempre claro, que hayas pasado el primer filtro. Pero ya estás, el del pinganillo te mira y te dice: “pasa”.
Tu sí, tu no. Cutres fuera.
Yo he dicho muchas veces que odio las discotecas. Es verdad, y más las odio cuanto más caras. O más “ de moda”y por tanto, con más probabilidades de hacerme sentir incomoda. Y nada tiene que ver con mi animadversión a las discotecas pero, evidentemente ( vaya sorpresa…) prefiero las tascas, los bares cutres, siempre que las gentes que por allí pasan, no lo sean.
Que sean muy feos, o guapos, o macarras o que sean súper guays, pero nunca cutres. Lo que yo entiendo por cutre claro está que, evidentemente, no tiene por que coincidir con la opinión de nadie, y teniendo en cuenta que a mi me importa casi todo, esto me importa más bien, casi nada. ( Continua…)