Mari..peligro de cobras. ( Segunda parte)
Escrito el 18 septiembre, 2016
Por: Sexnambula
Mi amiga Mari, los hombres y sus cobras.
Mari, cariño, cielo mio. ( me dice ella con toda “la retranca” y ” tol cariño del mundo”) : ¿por qué esperar a qué te den la fruta si puedes meter tu la mano y escoger la que te parezca más rica, la más dulce y jugosa?. Pues tienes toda la razón.
Ayyy…ojalá hubiera yo conocido antes a mi Mari y, a ser posible, en ese patio de colegio. Seguro que ella me hubiera defendido de los ataques de las hordas de guayones y me hubiera invitado a su casa, nmklj0os hubiéramos maquillado la una a la otra, y me hubiera enseñado a dar besos, con y sin lengua, de esos de iniciación y yo. Seguramente, hubiera pasado de ” frikita-apocada” a ” frikaza-castigadora”.
Después de unos años, llegadas las dos a la “fac” ( porque seguiríamos super unidas, como dos siamesas, en una relación enfermiza, asquerosa y acojonantemente confortable) matriculadas en Bellas Artes, para pasarnos “por el mandil” a todos esos efebos melenudos que te mandan por intercambios desde la Sorbona ( vamos que hubiéramos sido más de “fuck” que de “fac”), y ya de paso, tener una licenciatura chachi, un gran criterio estético y el “chichi” más brillante que la calva de algún ministro.
El Resultado
Ya con nuestro titulo y con un poderío sexual de magnitud 14 en la escala ” destru-corazones a nivel masivo”, tendría la técnica del “entramiento” tan depurada, y mi ego, tan entrenado, que las cobras( en el caso altamente improbable de que alguno osara) me las iba a comer como con una reducción de Pedro Ximénez o de Martini Blanco.
Sin embargo, mi Mari, llegó para mi desgracia muchos años después. Mi corazita de mierda y timidez estaba bien asentada y ya era un poco tarde para liberar la mantis religiosa que intuía en mi interior.
El resultado: yo nunca elegí. Me quedaba con quien pensaba que me quería. Por no querer meterme en jardines. Ni luchar con cobras ( imaginarias o no) me salí de mi camino para meterme en un laberinto.
La Mari me ha prestado su linternita para las noches y un mapa para los días. Es un poco tarde para salir del laberinto pero ella me ayuda para moverme dentro de él.
Evidentemente, dedicado a Mari.