Pene pequeño. Prestigio grande

Escrito el 5 septiembre, 2016

Por: Sexnambula

Prestigio y penes pequeños y grandes, en la historia.

Pene , prestigio físico, el de los rostros bonitos, mandíbulas cuadradas, ojos grandes, espaldas anchas, brazos musculosos. Ademas de piernas largas y bien torneadas, cintura estrecha y pelo abundante.

Hasta aquí sintética descripción de un arquetipo de sueño veraniego ( otoñal o invernal, a quien vamos a engañar) de cualquier mujer media occidental. Un buenorro medio ( lo de medio es un decir, claro) macho machote, un tumbador en serie, un varón escapado de un cuadro pre-rafaelita, lo que viene siendo, un hombre de verdad.Las estatuas de la Grecia Clásica eran algo así como una edición especial de la Vogue Uomo actúal.

Sólo lo mejor de lo mejor. El Gandy ( vease anuncio de colonia, mar azul de fondo,barca en primer término, bañadores blancos…¿vista la idea no?), el Kortajarena, el Velencoso de la época, hechos carne de mármol. Casi inmortal.Una feria de la perfección bien entendida. Sólo un pero, más que un pero, una particularidad debido a la cual, no pasarían la nota de corte otorgada por nuestra perfecta y estética sociedad de consumo de cosas, bienes y semovientes perfectos. La tenian pequeñica.

Oh Dios mio, Pene Pequeño

¡Oh Dios mio! Pene pequeño ¿ desgracia máxima?. Bueno, sin meterme en cosas que no me “tocan”, ni en complejos ajenos, ya con los de cada uno lo llevamos llenito y surtido como una caja de Cuétara. La verdad que el tema no es tan pequeño. En realidad, en aquella época, mejor dicho, en aquellas sociedad, un pene pequeño no se consideraba un defecto. De haber sido así nunca se hubiera representado algo que desmereciera la belleza de su portador, la perfección de la obra.

Más bien al contrario, un pito pequeño translucía la representación de ciertos ideales, como la inteligencia y la racionalidad; aquel hombre que se movía más por la cabeza que por el “motor del sur”. Así, las representaciones artisticas contemporaneas representaban los penes grandes( comicamente desproporcionados, también hay que decirlo) como accesorios del tío tontaco, básico y, dígase de paso, feo. Feo como un tormento. El sátiro borrachín al que no le da el C.I. ni para pasar el casting de adolescentes conflictivos de ” Hermano Mayor”, o el pobre Príapo, con su verga enorme siempre al reventón y sin saber donde meterse ( ni meterla).

 Como hemos cambiado

Pues sí, como hemos cambiado. Ahora muchos, intuyo, van por ahí acojonadillos por no “dar la talla”, que la media que salía en la GQ no la alcanzan ni con calzas. Eso sí, consolarse; de haber nacido en la Grecia Clásica serían considerados unos Dioses del Olimpo. Bueno, tampoco, la naturaleza es igual de cabrona que el IBEX 35. Y no sólo te ha dado un tocinillo ahí abajo, es que además eres un cuadro. Digno del Reina Sofia sí, pero cuadro.

Entre tanto, en este mundo tan coherente, las raciones son cada vez más grandes.  Mientras que nos piden que tengamos los cuerpos más delgados, los cerebros más eficaces, los culos más duros, la cuentas más llenas, la ética más blanda, la polla más grande.

Igual un día nos dejamos de pesar y de medir, de meternos en casillicas, y nos dedicamos a vivir. Igual.