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Sexo de carnaval

Escrito el 26 febrero, 2017
Por: Sexnambula

Caperucita violando al lobo

Ayer quedamos para elegir el disfraz de carnaval. Era solo una excusa. Mi cari y yo ya no nos vemos mucho. Pero somos de respetar las fiestas de guardar. Carnaval. Ha sido, es fiesta de guardar. Es decir, salir, beber y follar.

Con estos horarios de mierda no sacamos tiempo para nada. Y en nada se incluye “guardar”.

Antes era muy distinto. Eran buenos tiempo cuando quedábamos. Yo todavía me depilaba las ingles. Y no provocaba heridas sangrantes al roce de mis peludos miembros. El venia de la ducha a todas y cada una de nuestras citas. Yo compraba bragas chulas en las rebajas de Womens Secrets. El todavía reponía calcetines cuando le sacaba agujero con el gordo. El dedo.

Vacas flacas, lobos gordos.

Llegaron las vacas flacas. Y las panzas un poco gordas, admitamoslo. A mi antes el me ponía mucho. Eso es lo normal ¿ no?. Pero un día me di cuenta que podía morir de un golpe seco de barriga. Y que comenzaba a hablar de mi incipiente celulitis con muy poco cariño. No. No era poco cariño. Era una absoluta falta de respeto por mis adipocitos. Decía que mis muslos parecian dos columnas recubiertas de “ masa madre”. Madre, la tuya . ¡ Cabrón barrigón!.

Los coitos se alejaban, las citas se espaciaban. Eso sí, carnaval era sagrado. En carnaval siempre nos disfrazábamos. En fin, más bien me ponía los disfraces que el me compraba. Enfermera cachonda, profesora guarrilla, alumna hiperhormonada de braga blanca. El año cuarto, haciendo un alarde de imaginación y de bolsillo me trajo un disfraz de catwoman. Se mascaba la tragedia.

Sexo de carnaval. Caperucita violando al lobo

Yo había leído en la Fotogramas hace años que Michelle Pfeiffer se untaba en talco para meterse en el traje. Por aquel entonces pesaba lo mismo que Batman tras haber ingerido al Jocker y a la mujer gato. No había lubricante que hiciera resbalar mis morcillescas extremidades en aque trozo de plástico. Ni látex, que de haberlo conseguido, aguantara semejante presión.

¿ Y quieres qué salga con esto a la calle?. “Tu verás” me respondió. “Hemos quedado con mis amigos a las ocho en la sociedad.” Y me lo decía mientra se peinaba sus trencitas pelirrojas de Obelix. El si que se parecía bastante al galo. Yo era un reflejo de Félix el gato después de dos mese atrapado en un Doonking Donuts. “ El año que viene escojo yo los disfraces. Esta tradición ya no tiene puta gracia. Y que sepas que esta noche a la vuelta no hay cópula”. El sensible como era me respondió: “ Yo no tengo la culpa de lo mal que te queda el disfraz. Tampoco de que te hayas tirado a la bartola y a los carbohidratos…”. ( Continua)